Iniciamos la marcha en Unquera. Ahora no llueve, pero en el trayecto hasta aquí, sí lo ha hecho. Venimos preparados y no nos asusta demasiado la lluvia, el viento o el frío. Cruzamos el puente sobre el Deva y ponemos rumbo a Colombres.

 

Colombres es pueblo de indianos; antes de llegar, ya se observan en la distancia casas y mansiones de la época que hablan de las fortunas que hicieron en América algunas de las personas que emigraron allá.

 

Algunas de estas mansiones, por desgracia, han sufrido el paso del tiempo o la incuria de sus herederos; por eso aparecen semiderruidas. Fortunas venidas a menos o herencias gravosas para los beneficiarios. Pero las que permanecen enpie siguen dando muestras de su esplendor pasado y maravillándonos hoy con su construcción y sus colores llamativos.

 

 

 

Pasados Colombres, La Franca y alguna otra aldea, dejamos el Camino y tomamos una ruta por la costa; tiene esta unos paisajes grandiosos y espectaculares. Ahora, después de un rato de lluvia y viento, sale el sol y nos permite disfrutar de la belleza del entorno.

 

Es la hora de la comida, llueve un poco, pero Pendueles nos permite estar a cubierto y comer sin mojarnos.

Reiniciamos la marcha; hemos de apresurar el paso porque la distancia hasta Llanes es aun larga y el tiempo avanza rápido; el camino es una pista de grava fina y asciende con un desnivel poco pronunciado; es un tramo feo; diriamos que es un tramo de enlace, sin ninguna otra característica destacada.

Al final de este camino salimos de nuevo a la costa; aquí encontramos premio: un bufón. No es espectacular, parece que el mar no está para ello, pero nos permite a muchos ver el fenómeno por primera vez.

Seguimos ruta, todavía falta algo más de ocho kilómetros para llegar al destino y son casi las cuatro.Pasamos por el mirador del río Purón y, desde aquí, bajamos a un puente para cruzarlo; ¡cuidado con el puente! pues  sobre él puede leerse: 20 personas máximo.

Ahora ascendemos por un paseo peatonal a lo largo de la carretera hasta llegar al mirador de La Boriza. Desde aquí  contemplamos Llanes y la costa con una perspectiva inmejorable.

A partir de este punto, ignoramos la carretera y cogemos un sendero que, a media ladera, conduce a la ermita del Cristo del Camino.  El sendero es un sube y baja continuo, con algunos tramos de pendientes pronunciadas. No paramos aquí porque llueve y se hace tarde. Abajo está Llanes, la meta de nuestra marcha y el final de la etapa 17 del Camino de Santiago del norte.